Hoy quiero traerles una reflexión sobre el proceso que enfrentamos cuando decidimos ir tras nuestra mejor versión. Proceso que he estado trabajando de manera muy consciente desde el 2018 y que permitió que todo este proyecto surgiera para beneficio de ustedes y mío propio.
Cuando comencé este blog les compartí mi deseo de trabajar por una mejor versión de mí. Una versión en la que mis días estén llenos de más risas, diversión y de una mirada de positivismo en todo, incluso en las inevitables circunstancias difíciles que pueda presentarme la vida. No es que yo fuera una gruñona o amargada y mucho menos que mis días fueran tristes. Sin embargo, en ocasiones la negatividad de otros o del ambiente puede influir para que nos enfoquemos en lo malo y no en las maravillosas oportunidades que tenemos.
Con todo lo anterior en mente me propuse fluir en positivo por la vida. Quitar mi atención a los asuntos que no puedo controlar y buscar hacer todo aquello que me provea herramientas de crecimiento personal y aprendizaje. En ese sentido, me esfuerzo cada día por buscar lo bueno en todo, ser más amable y mantener una visión positiva. Lo que como resultado ha traído mayor felicidad a mis días.
Les mentiría si les digo que no experimento malos ratos y que ya no sé lo que son los malhumores. Por el contrario, pienso que cuando mejor uno quiere actuar mayores son las pruebas que se nos presentan para probar nuestro progreso. Si le dices a alguien tu deseo por ser mejor, de seguro en lugar de apoyo esas personas serán las que te harán señalamientos y te juzgarán a la primera que falles. Y ni hablar de nuestra mente, la que nos pondrá pensamientos totalmente opuestos a lo que deseamos para intentar boicotear nuestro proceso. Porque como todo en la vida ningún éxito se alcanza sin oposición.
Por ende, debemos establecernos la meta de manera firme, desarrollar mecanismos efectivos y rodearnos de todo aquello que nos recuerde a dónde queremos llegar. No podemos dejar que “la amígdala nos secuestre”, como aprendí en un taller del trabajo. Esa parte del cerebro de donde salen los impulsos, el poco juicio y que nos lleva a reaccionar sin analizar las consecuencias. Debemos desarrollar el autocontrol. Yo sigo trabajando en ello, aunque pienso y he notado que he mejorado.
Por último, es importante reconocer que la mayoría de nuestras conductas y reacciones son el equipaje que hemos ido adquiriendo con el pasar de los días. Mucho de ello es el resultado de las experiencias vividas o de lo que aprendimos al ver a otros atravesar diversas situaciones. ¿La buena noticia? Que podemos desaprender, soltar ese equipaje y aprender nuevas formas de ver y vivir la vida. Cuando logremos esto, llegaremos a ser nuestra mejor versión.
Es mi deseo que si hasta hoy estás viviendo de una manera que ya no te agrada del todo, si sientes que algo te falta, que puede ser diferente o si quieres aumentar la alegría y positivismo que hay en tu vida te establezcas la meta de ir tras tu mejor versión. Busca herramientas que te ayuden a lograrlo. En la era tecnológica en que vivimos es fácil acceder a diversos libros, programas de audio, películas y a un sinnúmero de información que encontramos en la web que nos ayudan a identificar las formas en que podemos lograr lo que deseamos. Comienza a realizar pequeños cambios diarios que vayan acorde con lo que deseas alcanzar y poco a poco podrás disfrutar los resultados.
Déjame saber si te ha gustado esta publicación y si has tenido una experiencia relacionada al tema.
Reflexiona en esto frase: “No esperes más; atrévete a cambiar y a construir un nuevo yo”. -Norma Pantojas
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Hasta leernos otra vez.
María Magdalena ♥
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